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SEÑALES DE AUTISMO EN NIÑAS Y ADOLESCENTES

Niña jugando con pelotas

La identificación temprana del espectro autista es esencial para proporcionar intervenciones efectivas y mejorar la calidad de vida de los individuos afectados. Sin embargo, las niñas y adolescentes que presentan rasgos autistas a menudo enfrentan desafíos particulares en cuanto a su detección y diagnóstico. A lo largo de los años, la comprensión del autismo ha evolucionado, reconociendo la diversidad de manifestaciones en distintos géneros y edades. En este contexto, exploraremos los indicadores de autismo específicos que pueden manifestarse en niñas y adolescentes.

En ocasiones, las niñas con autismo suelen ser malinterpretadas como niñas tímidas, excéntricas o poco interesadas en las amistades. En los últimos años, la investigación ha revelado que las manifestaciones de los signos del Trastorno del Espectro Autista pueden variar entre niñas y niños. La timidez o la falta de interés social pueden ocultar importantes dificultades en el caso de las niñas

Estos son los principales indicadores de autismo en niñas y adolescentes:

  • Buscan lugares tranquilos, silenciosos y aislados durante los recreos escolares o situaciones sociales, así como en momentos libres.

  • Parecen no tener umbrales de dolor similares a otros niños; no se quejan cuando se lastiman fuertemente o, por el contrario, cualquier roce o contacto les resulta amenazante, molesto o desagradable.

  • Imitan a sus amigas o compañeras de manera mecánica y poco espontánea.

  • Dan la impresión de ser egocéntricas, siendo difícil cambiar sus opiniones; son tozudas y buscan dirigir los juegos en los que participan.

  • Desarrollan amistades exclusivas y excluyentes que no pueden ser compartidas, pudiendo obsesionarse con otras niñas, niños o adultos de la escuela.

  • Juegan con muñecos, personajes u objetos simbólicos, como alimentos y utensilios de cocina, pero destinan la mayoría del tiempo a organizar el juego, ordenar objetos y preparar escenas en lugar de jugar de manera flexible.

  •  Suelen ser muy inocentes y complacientes, sin comprender las bromas de sus amigos/as, y son víctimas de picardías y bromas colectivas de otras niñas.

  • Se obsesionan con las relaciones con adultos o niños/as de manera pegajosa y dependiente.

  • En el caso de adolescentes y jóvenes, no parecen utilizar las redes sociales o comunicaciones electrónicas como sus iguales. Cometen errores con frecuencia, son demasiado ingenuas o exponen públicamente contenidos que pueden avergonzar a otros (sin que esa sea su intención). O, por el contrario, a pesar de que todos sus amigos/as utilizan medios electrónicos y digitales de comunicación, se encuentran virtualmente aisladas de sus grupos de iguales.

  • Presentan dificultades en el manejo de los silencios durante las conversaciones y tienen problemas para comprender o expresarse facial y gestualmente.

  •  Experimentan crisis de angustia, llanto o berrinches sostenidos ante situaciones que pueden parecer inexplicables o exageradas para la familia, posiblemente causadas por eventos que la niña no puede explicar en el momento.

  •  Mostrar excesiva reactividad emocional ante injusticias o situaciones que, en apariencia, no revisten tanta gravedad.

  • Exhiben escasa iniciativa social, no proponen actividades ni toman la iniciativa, muestran poca espontaneidad en la comunicación o tienden al aislamiento social. No se debe asumir automáticamente que la niña es simplemente tímida.

  • Aunque parecen formar parte de grupos de juegos y recreo al estar físicamente cerca de un grupo, no se involucran y tienen interacciones limitadas.

La identificación precoz de estos indicadores es esencial para proporcionar intervenciones oportunas y personalizadas que puedan mejorar significativamente la calidad de vida de quienes se encuentran en el espectro.

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