Autismo y salud mental en mujeres: una relación compleja
- Jesus Gomez Frye
- 1 nov 2024
- 5 Min. de lectura

El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que se manifiesta de diversas maneras, y aunque afecta tanto a hombres como a mujeres, existen diferencias significativas en la forma en que se presenta en cada género. En las mujeres, el autismo a menudo pasa desapercibido debido a la variabilidad en sus síntomas y a las expectativas culturales y sociales. Además, las mujeres autistas son más susceptibles a desarrollar problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y trastornos de la alimentación, en comparación con sus contrapartes masculinas. En este artículo, exploraremos la relación entre el autismo y la salud mental en mujeres, los desafíos de identificación y diagnóstico, y las implicaciones de esta relación compleja para su bienestar.
El autismo en mujeres: una presentación única y muchas veces oculta
El autismo en mujeres es un tema que ha ganado atención en los últimos años gracias a estudios que destacan que las mujeres autistas suelen presentar síntomas más sutiles y menos evidentes que los hombres. Las mujeres autistas, por lo general, desarrollan habilidades de camuflaje social, lo que significa que intentan enmascarar sus síntomas para cumplir con las expectativas sociales. Este camuflaje puede llevar a que los profesionales de salud pasen por alto su diagnóstico o lo retrasen hasta la adultez.
Estudios recientes indican que las mujeres en el espectro autista tienden a tener intereses "socialmente aceptables" o que pasan más desapercibidos, como el interés en la literatura, la moda o la psicología, lo que también contribuye a su infradiagnóstico. Sin embargo, este esfuerzo por encajar en la sociedad puede llevar a un agotamiento emocional extremo, lo cual aumenta la probabilidad de que experimenten problemas de salud mental.
Salud mental y autismo: un riesgo elevado para las mujeres
Las mujeres en el espectro autista presentan una mayor vulnerabilidad a desarrollar trastornos de salud mental. Este riesgo incrementado está ligado no solo a factores genéticos y biológicos, sino también a factores ambientales y sociales. A continuación, se exploran algunas de las enfermedades mentales más comunes entre las mujeres autistas:
a) Ansiedad y depresión
La ansiedad es uno de los trastornos más comunes en mujeres autistas. Las situaciones sociales, los cambios en la rutina y la sobrecarga sensorial son fuentes constantes de ansiedad para muchas de ellas. Esta ansiedad suele estar acompañada por síntomas de depresión debido al sentimiento de aislamiento y frustración que surge al no sentirse comprendidas o aceptadas. El esfuerzo por camuflar su autismo puede exacerbar estos sentimientos, ya que implica un gasto emocional constante.
Según estudios en neurociencia, el cerebro de una persona autista reacciona de manera diferente al estrés y a los estímulos sensoriales, lo cual puede incrementar la intensidad de la ansiedad en situaciones que para otras personas no resultan problemáticas.
b) Trastornos de la alimentación
Otro problema de salud mental frecuente en mujeres autistas es el trastorno de la alimentación. Las mujeres autistas tienen una probabilidad significativamente mayor de desarrollar anorexia nerviosa, bulimia o trastornos de la alimentación no especificados. En algunos casos, la relación con la comida puede estar influida por la sensibilidad sensorial; ciertos sabores o texturas pueden ser intolerables, lo que limita su dieta. También puede estar relacionada con la búsqueda de control y estructura, algo que muchas personas autistas necesitan para reducir la ansiedad.
c) Trastornos obsesivo-compulsivos (TOC)
El TOC es otra condición que afecta a muchas mujeres autistas. El autismo y el TOC pueden tener algunos síntomas en común, como los comportamientos repetitivos o las rutinas rígidas, pero en el TOC estos comportamientos suelen estar acompañados de pensamientos intrusivos y no deseados, que generan malestar. En el caso de las mujeres autistas, el TOC puede manifestarse de manera que interfiera considerablemente en su vida cotidiana, incrementando el nivel de angustia.
d) Trastorno límite de la personalidad (TLP)
Recientemente, se ha detectado una relación entre el autismo y el diagnóstico de trastorno límite de la personalidad (TLP) en mujeres. Este diagnóstico puede ser complejo, ya que ambas condiciones comparten síntomas como las dificultades en la regulación emocional y la tendencia a los cambios de ánimo. Sin embargo, existen diferencias clave: el TLP se caracteriza por una sensación de vacío crónico y una inestabilidad en las relaciones interpersonales, mientras que las dificultades en la regulación emocional en el autismo suelen estar más asociadas a la sobrecarga sensorial y el estrés.
Identificación de síntomas en mujeres autistas
Para ayudar a las mujeres a identificar y gestionar los síntomas relacionados con el autismo y su salud mental, es importante observar ciertos patrones de comportamiento y emociones. Aquí se presentan algunos enfoques que pueden ser útiles para identificar síntomas comunes:
a) Reconocer patrones de camuflaje
Una señal importante es la tendencia al camuflaje social. Las mujeres autistas suelen esforzarse por “encajar” o cumplir con las expectativas sociales, pero este esfuerzo genera agotamiento. Algunos signos de camuflaje incluyen:
Imitar el lenguaje corporal o expresiones faciales de otras personas para parecer "normales".
Reprimir sus intereses personales para evitar ser juzgadas.
Sentir una desconexión entre su “yo social” y su “yo verdadero”.
b) Identificar sobrecargas sensoriales
Las mujeres autistas son más susceptibles a la sobrecarga sensorial, lo cual puede causarles ansiedad o malestar en situaciones cotidianas. Las sobrecargas sensoriales pueden manifestarse de las siguientes formas:
Evitar lugares con luces fuertes o ruidos intensos.
Sensibilidad extrema a ciertos olores o texturas en la ropa.
Necesidad de momentos de soledad para recuperarse del exceso de estímulos.
c) Observar patrones alimentarios
En el caso de los trastornos de la alimentación, es útil observar comportamientos y actitudes hacia la comida. Algunos signos incluyen:
Seleccionar alimentos en función de su textura o apariencia, evitando comidas por intolerancia sensorial.
Desarrollar obsesiones por ciertos tipos de alimentos.
Utilizar la comida como una forma de controlar la ansiedad.
Estrategias de manejo y apoyo
Es esencial que las mujeres autistas cuenten con estrategias de apoyo para manejar los síntomas tanto del autismo como de los trastornos de salud mental asociados. A continuación, se sugieren algunas estrategias que pueden ser útiles:
a) Terapias cognitivo-conductuales adaptadas
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una opción recomendada para tratar problemas de ansiedad y depresión, pero en el caso de mujeres autistas, es fundamental que esta sea adaptada a sus necesidades. La TCC puede ayudar a identificar patrones de pensamiento que incrementan la ansiedad y ofrecer herramientas prácticas para manejar situaciones de estrés.
b) Terapias sensoriales
Las terapias sensoriales pueden ser útiles para las mujeres que experimentan sobrecargas sensoriales. Esto incluye el uso de técnicas de regulación sensorial, como el uso de auriculares para reducir el ruido o materiales suaves para evitar el malestar con la ropa.
c) Grupos de apoyo y comunidades en línea
El apoyo de otros que comparten experiencias similares puede ser vital. Los grupos de apoyo y comunidades en línea para mujeres autistas ofrecen un espacio seguro donde pueden hablar abiertamente sobre sus problemas de salud mental y encontrar estrategias que funcionaron para otras personas.
d) Educación y sensibilización para profesionales de la salud
Finalmente, es esencial educar a los profesionales de la salud sobre las características específicas del autismo en mujeres. Esta sensibilización es clave para reducir el infradiagnóstico y promover intervenciones tempranas y adecuadas.
Conclusión: Una relación que requiere comprensión y apoyo integral
La relación entre el autismo y la salud mental en mujeres es compleja y requiere una comprensión profunda y compasiva por parte de los profesionales de salud y la sociedad en general. Los desafíos de diagnóstico y la propensión a desarrollar problemas de salud mental complican la vida de las mujeres autistas, pero con el apoyo adecuado, es posible mejorar significativamente su calidad de vida. Al aumentar la concienciación sobre estos temas, se pueden abrir puertas para que más mujeres reciban el apoyo que necesitan y se sientan comprendidas y aceptadas.
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